Para mi blog

Me gusta mi blog. Porque:
-Cuido lo que escribo
-Utilizo el vocabulario más rico que me puedo permitir
-Desarrollo la historia de un modo muy directo
-Me gusta la cantidad de personajes que hay y como son
-Hay gente que lo sigue y deja comentarios, y eso los honrra.
Me gusta mi blog. Y nadie me va a hacer cambiar de opinión. (:
Leelo, si tienes tiempo, igual te gusta...

lunes, 26 de octubre de 2009

¿Estás segura?

Me levanté temprano para ser un domingo, a eso de las nueve. De ropa, me puse lo primero que vi. Luego me dirigí a la cocina. Olí un suave aroma a canela. ¡oh, mi madre había hecho tortitas! Con lo que me gustaban...
Sin mas demora, le saludé y le dí un beso en la mejilla. Me senté en la silla y esperé a que se terminasen de hacer las tortitas. Ella me sirvió unas cuantas, pues sabía que me encantaban. Después de limpiar un poco la cocina, se sentó y comenzó a desayunar lo mismo que yo.
-Hija, ¿que te pasa?-comenzó mi madre con expresión angustiada- Ayer regresaste demasiado tarde a casa, y, cuando viniste, tenías una cara...
Repentinamente me recordé de lo de Erin, y puse cara de pócker. Ella lo tomo como un: " Ya hablaremos luego". Y, para mi suerte, no me hizo más preguntas. Aunque, eso si, cuando estaba saliendo por la puerta principal, solo me hizo una bastante común.
-¿Adónde vas?
-Voy a dar un paseo con Sharon, Zoey y Erin por la ciudad.
"Ojalá fuera eso" pensé.
-Vale, pero ten cuidado, te espero para la hora de comer.
La sonreí falsamente y salí con cautela por la puerta, con paso tranquilo, para que no sospechara.
Caminé unos quince minutos hasta el centro, donde había aparcado el coche por última vez. Durante ese camino, me fijé en una cosa algo extraña. Para ser un domingo por la mañana, un montón de chicos jóvenes (seguramente universitarios), se apilaban detrás de mí, mirando con deseo y algún que otro con vergüenza. Por supuesto, también miraban a otras, pero, lo raro, es que era como si m estuviesen siguiendo. Todos siempre me habían dicho que era guapa, otros me decian "tu tienes que ser modelo a la fuerza, no entiendo como alguien puede salir tan bien en las fotos" . Y, dejando modestia parte, era verdad. Todas las fotos que tomaba, todas que estaban para exponer. La verdad es que me consideraba afortunada por eso. Me gustaba tener el privilegio de, aunque recibiera un empujón, yo salía saludando y con una sonrisa y parecía como si no hubiese pasado nada. Puede ser que a estos chicos solo les interesaba la belleza en una chica, y por eso me perseguían. Yo caminé sin mirar hacia atrás y entré en mi coche. Un chico que parecía algo mas maduro que los otros dio unos golpecitos a la ventanilla; yo la abrí ,y, mirándome a los ojos, habló:
-Hola. Puede que esto sea algo informal. Mi nombre es Alejandro, pero todos me llaman Alex. Veras, estoy organizando una pasarela para recaudar fondos, y tu... tus gestos... tu mirada. No se, eres..
-¡Para! No me interesa.
-Única.
He de decir que me sonrojé, en el fondo me apetecía, pero, no podía abandonar a una amiga por esto.
-Mira, si quiero ser modelo, lo soy. No necesito que nadie me ofrezca un puesto y menos ahora, ¿te quedó claro?
-De acuerdo, no insistiré. Adiós.
Esa despedida no me gustaba para nada, "ADIÓS". Así que por instinto, se me escapó "Hastaluego".

Arranqué y me dirigí a casa de Erin, que para su suerte, sus padres no habitaban debido a unos temas de negocios que debían atender. Cuando llegué, estaba tirada en el sofá, desvalida y sin fuerzas. Y, para mi opinión, no era por el embarazo, si no por la noticia.
Sharon se había quedado con ella durante toda la noche, ya que Zoey y yo no podíamos. Sharon le estaba preparando el desayuno y Zoey aún no había llegado.
-Hola, Izzie-me saludó Erin.
-¿Qué tal te encuentras?
-Bueno, ya sabes, asustada.
-Supongo.
-Izzie, yo quiero tenerlo.
-¿Qué?-dije enfocando cada letra.
-Soy joven, pero eso no significa que no pueda tenerlo. Lo he estado pensando, y, este es el último año, ya estamos acabando el instituto y bueno, la verdad es que siempre he sentido curiosidad por la maternidad.
-¡Si ni siquiera sabes quién es el padre! Además, tu no te mereces una vida así. Haz el aborto ahora que puedes; Erin, piensatelo, tu no te mereces esto, fue un desliz, y no tiene que volver a pasar, no tiene por qué -hice una pausa porque me faltaba la respiración, durante esa pausa, llegó Sharon con una bandeja que contenía café y un par de tostadas. Lo había escuhado todo. Lo único que hizo fue ser diplomática. Ni de parte de Erin ni de la mía. En el fondo se notaba mucho que estaba de su parte. Así que cogí mis cosas y me marché. Ya sé que eso no es lo mejor que podía haber hecho, pero lo que no soportaba es ver como una vida se rompía en pequeños cascos.



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