Para mi blog

Me gusta mi blog. Porque:
-Cuido lo que escribo
-Utilizo el vocabulario más rico que me puedo permitir
-Desarrollo la historia de un modo muy directo
-Me gusta la cantidad de personajes que hay y como son
-Hay gente que lo sigue y deja comentarios, y eso los honrra.
Me gusta mi blog. Y nadie me va a hacer cambiar de opinión. (:
Leelo, si tienes tiempo, igual te gusta...

lunes, 4 de enero de 2010

Recuerdos de una noche a las doce en punto

-Ya hemos llegado – dijo finalmente Alex.
Nos encontrábamos en los bellos parajes de “Matamorjosa”. Me lo había explicado Alex mientras caminábamos rumbo hacia la cabaña. Era pequeña y estaba hecha a base de madera. No parecía muy antigua, pues la madera aún permanecía en su línea. Se filtraba algo de los de entre los juncos, lo que quería decir que un calentito hogar nos esperaba dentro. Seguramente lo habría encendido Alex antes de “salvarme”, aunque me extrañaba, pues la llama parecía muy viva para haber permanecido más de 2 horas encendida.
Abrió la puerta y yo pasé antes que él, debido a que su gesto caballeroso me invitó a hacerlo.
Al entrar, pude comprobar a la perfección que el adjetivo que había utilizado, “mágica”, era el adecuado, aunque tampoco acogedora era una mala acepción.
La cabaña consistía en un salón de un hogar precioso y llameante y de dos sillones blancos y de cuero. No había ningún tabique por medio del salón y la cocina, cuál era totalmente moderna y estaba bien surtida. Una escaleras se encontraban a unos pasos de la entrada y ocupaban gran parte de la planta baja. Juraría que menos algún detalle, la casa estaba hecha completamente de madera.
De repente rodeó mi cintura con el brazo e hizo que me estrechase contra él.
-¿Te gusta? - murmuró acercando sus labios a los míos.
-Es... - le besé – preciosa.
-Me alegro de que te guste – inesperadamente, se apartó y me sonrió emocionado - . Tengo una sorpresa. Espera aquí un momento.
Subió rápidamente por las escaleras sin yo casi darme darme cuenta. Decidí familiarizarme un poco con la casa en lo que regresaba. Husmeé con cautela por la cocina. Todo estaba repleto de comida de primera clase, cosa que no puede explicarme. Alex no era pobre, ya. Pero... ¿traer toda esta comida a una cabaña tan apartada? Me parecía una locura, aunque no me esperaba mucho menos.
Regresó con un paquete envuelto con un precioso papel charol rojo brillante. Alrededor de “la sorpresa” se encontraba una cinta blanca que me inspiró honestidad por parte de él, no sé por qué. Aunque estuviese tras su espalda, yo lo podía ver con disimulados gestos que parece que él no presintió.
-Ábrelo – me lo tendió. Era más grande cuando lo tenías enfrente, he de decir.
Cuidadosamente, me deshice de aquella cinta blanca. Así hice también con el papel charol mientras Alex me miraba ansioso, seguramente por que demoraba mucho en abrirlo. Cuando lo desenvolví, descubrí una caja. La abrí. Dentro había algo que no me esperaba.
-¿Guerra y Paz? - pregunté mientras le mostraba el libro, cual ya había sacado de su correspondiente caja.
-Pensé que te gustaría – dijo como con arrepentimiento.
-¡No! - exclamé – No me malinterpretes. Me encanta. Había quería leer esta obra desde hace un par de meses, pero no tuve la oportunidad de hacerlo.
-¿Seguro que te gusta? - se acercó a mi y me acarició la mejilla con la yema de los dedos.
-Seguro – esbocé una sonrisa.
-En ese caso, mira la caja de nuevo. Hay más al fondo – sonrió con picardía.
Yo volví a mirar la caja que tuve apartar con el brazo debido a que Alex se había acercado a mí tanto. En efectivo, había algo debajo. Era una cajita pequeña de terciopelo azul oscuro. Apoyé la caja en el suelo para abrir esta que tenía ahora entre mis manos.
-¡No puede ser! - casi grité de emoción.
Se trataba de un anillo bañado en oro con un candente diamante incrustado en el. Dentro había un mensaje: “Para mi ínclita Calíope”
-Alex, es precioso – le abracé.
-Quizá el próximo que te regale sea de compromiso – juntó sus manos detrás de su espalda y se balanceó sobre sus talones mientras miraba con disimulo al techo.
-Estás de broma, ¿no? - le miré con ironía mientras alzaba una ceja y mantenía la cajita entre mis manos.
La idea no me desagradaba, tan sólo que me parecía que era demasiado pronto; incluso quitando el hecho de que yo no estaba preparada.
-Puede que si y puede que no – se rió por lo bajo – Mejor dejemos el tema.
-Mejor – por fuera parecía enfadada, pero en mi interior estallaba en gozo – Sólo quiero saber una cosa. ¿A qué vienen todos estos lujos?
-No son lujos siempre que sean para ti – me cogió de la manos haciendo caer la cajita al suelo. Yo quería ir a recogerla, pero él me lo impidió – Hoy, además, tendremos una cena romántica en el balcón del piso de arriba; cuál por cierto, he de enseñarte. Acompáñame.
Aún me sostenía de la mano. Yo me dejé llevar, pues no quería discutir en un momento tan bonito como era este. Subimos las escaleras muy deprisa para su número de escalones, cuáles calculo que serían unos 30. La planta de arriba tan sólo era un pasillo no muy largo que constaba de tres habitaciones. Una supuse que era el baño, otra una habitación, pero de la otra no sabía absolutamente nada. ¡Ah, casi se me olvida! Cerca de las escaleras, había una puerta corredera de cristal que conducía al balcón, como muy bien había él acreditado.
-Vamos primero a ver la habitación – supuso que yo estaba de acuerdo, así que sin más dilación me guió a través del pasillo (aunque no había mucho para guiar) y abrió la primera puerta, que era la habitación.
Era la habitación más bonita que el lector se pueda imaginar. La cama de matrimonio estaba colocada en el centro de la habitación (que aproximadamente tenía 30 metros cuadrados), de ella caían velos de seda verdes, cuáles pegaban a la perfección con el estilo vetusto de la casa; ésta también estaba sujeta por barras de metal de color plata. A cada lado de la cama se hallaban dos mesitas de noche de un matiz castaño claro, para que destacase comparándolas con el suelo. Encima de la mesita de la derecha, había una lámpara de noche con tonos morados, lilas, etc. En el otro lado había dos velas de color lila (a juego con las de la lámpara) encendidas por una llama que también ardía con ahínco, al igual que la de la chimenea. Un armario ocupaba más de la mitad de la pared a la izquierda. No tenía espejos, pero su esplendor y su base (la misma que la de la mesita) lo convertía en un armario acogedor. Al lado el mismo, se encontraba un espejo ovalado que daba la cara a la ventana. En el lado derecho, había un sofá de color negro (que era de cuero, por cierto) y que estaba acompañado por una adorable mesita de cristal con sus bordes plateados. Encima de la mesita había una taza de café y un libro, cual título distinguí: El jinete polaco.
-¿Qué te parece la que será nuestra futura habitación, dueña de vehemencias, pudor y osadías? - preguntó él, con rostro ausente y pensativo.
-Me parece vanguardista y una preciosidad – contesté riéndome por lo bajo.
-En ese caso, vayamos a ver el resto de esta acogedora vivienda – sonrió con una maldad benigna, como si supiese que yo había pensado en ese adjetivo.
Continuamos andando a lo largo de aquel pasillo una vez salimos de la habitación. Esta vez me condujo al baño. Lo predije ya que olí un suave aroma a canela y vainilla que seguramente no proviniesen de una segunda cocina.
-La siguiente parte de nuestra visita pertenece a la de un luminoso y espacioso baño receptor de muchas fragancias que se han expandido en su interior y están a la espera del más dulce de todos, que va a entrar en este mismo instante – no pude evitar sonreírle, el tampoco a mí.
Yo entré antes que él, que iba pisándome los talones.
-Puedo andar sola, Alex – dije dándole la espalda mientras contemplaba el esplendor del baño.
La mitad de aquel cuartito pertenecía a un magno jacuzzi de forma cuadrangular y ovalada por las esquinas. Los lados del mismo eran exactamente iguales a la mitad de la pared del aseo, verde oscura y con reflejos color arena. Directamente situado enfrente de la puerta se hallaba el lavabo, cuyo soporte me pareció magnífico; una madera de roble que al tacto parecía una fina capa de cristal, en realidad era fuerte y duradera. Contrastaba a la perfección con aquellas cuatro paredes. Y, como no, había un excusado de color crema al lado del lavabo. También había un armario bastante alto y estrecho que también estaba hecho de roble y los pomos eran de un penetrante matiz dorado.
-¿Cómo puede llegar a ser posible todo esto? - me pregunté a mi misma de modo implícito.
Aún así me contestó.
-El mundo es muy pequeño, Izzie – me abrazó por detrás con suavidad haciéndome sentir como en mi casa. Lo consiguió, por el simple detalle de llamarme Izzie ya me parecía estar en mi hogar – bueno, creo que ya ha llegado la hora de que veas el despacho.
Me agarró por los hombros y recorrimos tan sólo una pequeña parte de lo que venía siendo el pasillo.
Una entrada majestuosa es lo único que se espera una persona en cada camino que recorre. Yo también lo buscaba. Dentro de ese camino siempre existían cosas que no nos gustaban, por ejemplo, un largo día de trabajo o una espera interminable. En mi vida, tal vez pocas veces me haya encontrado obstáculos como esos, aquellos que nunca te dejarán continuar; al menos no como tú deseases. Lo he arriesgado todo. He querido su bien y el mío. Tan sólo he podido conseguir uno en conjunto, pero eso es más fácil para los dos. Me he hartado de ser una persona paciente, he ansiado el riesgo y los sabores de algo fijo, que sabes que nunca se irá. Me he acordado de alguien estos días. Su rostro, su mirada de águila, su labia y su inoportuno e incansable amor incondicional que ha desarrollado durante toda su vida, hasta que se fue. Con sencillez. No le habría seguido de no saber algo. ¿Cuánto le he esperado? Creo que demasiado. La música se había desvanecido por minutos y el reloj de cuco ya había marcado las doce. Había una persona llorando de cara a la ventana observando como la lluvia caía sin cesar y no amainaba tan sólo un minuto. Su mente se concentraba en él, y la mía debía de estar concentrada en los tres. Mis años me impedían hacer algo más. Quizás con mi edad actual podría haberlo buscado o al menos intentado amortiguar el golpe. Ahora no se podía hacer nada. Ella era la única en la que confiaba para actuar, cosa que no hizo ni tenía pensado hacer. Caminé con dificultad hasta ella (pues aún estaba desarrollando mi sentido del equilibrio y la coordinación) y tiré de su manga. Giró bruscamente la cabeza. Parecía que no sentía ni padecía y que en ese momento sólo le importaba observar el paisaje por la ventana con la esperanza de que él regresara. Las lágrimas ya parecían haberse apegado a sus mejillas enrojecidas por la combinación de frío y sufrimiento. Sólo pude captar estas palabras que salieron temblorosas de su boca: “Umberto, ¿qué te ha pasado?” Ya no podía aguantar más, así que decidí ir despacio hacia el baño a por un trozo de papel para que al menos se limpiase aquellas lágrimas. Difícilmente, lo logré. Se lo tendí en cuanto tuve la oportunidad, cuando su alma ya se había apaciguado en cierto modo. Tras secarse estas, abrió la ventana de par en par y yo me acurruqué junto a ella para evitar coger frío y sentir miedo debido a la oscuridad de la noche. Ella gritó a los cuatro vientos: “Es mi elección, ¿te vale? ¡¿Te vale?!” Cerró rápidamente las ventanas y cuando apoyó la cabeza tras la la cortina para que nadie la viese, rompió a llorar de nuevo. “No llores” musité con mi único vocabulario mientras tiraba de su manga. Ella paró súbitamente, dobló las piernas para estar a mi altura y me acarició el pelo mientras sonreía levemente. “Tú y yo – susurró de repente - , alcanzaremos todo lo que nos propongamos sin su ayuda. ¿Qué te parece?” Yo no pude evitar reír al verla feliz de nuevo. Ahora me doy cuenta de que esa felicidad no pertenecía a ella, si no a mí.
-¿Izzie, Izzie...? - oí mi nombre de la nada.
-¡¿Qué?! - exclamé sobresaltada mientras comprobaba que sólo era la voz de Alex.
-¿Qué te ha ocurrido? - manifestó con preocupación – Por un instante, tus mirada parecía perdida y tus manos temblaban a una velocidad indescriptible.
-Creo que he sufrido un flashback, Alex – dije con tono tranquilizador.
-Esperemos que sólo sea eso – esbozó una sonrisa - ¿Deseas ver el estudio?
-¿Te importaría que lo dejásemos para otro momento? Pienso que no estoy del todo bien – me llevé la mano a la frente.
-Lo mejor será que te acuestes un poco mientras yo preparo la cena – me cogió de las manos con suavidad y ternura.
Cada vez Alex me impresionaba más. Era increíble que un chico de su edad supiese cocinar tan sólo un huevo frito, así que que supiese hacer una cena decente era algo que me derretía.
Me llevó sin prisas a la habitación y allí me dijo donde se encontraba mi equipaje. Yo le agradecí su ayuda pero le dije que sólo necesitaba echarme un rato en aquella cama. Él no replicó y me dejó a solas. Cuando se fue, yo rechacé por un instante a mi tiempo de descanso para llamarla. Tal vez ella pudiese explicarme esa etapa de mi vida que acaba de conocer ahora mismo y de la que ella sólo había tratado de olvidar.

3 comentarios:

  1. *Probando, probando: 1,2,3*
    Maldito blog, ¿puedo comentar?
    Espero que sí, porque si no, sufrirás las consecuencias.

    Dejando mis problemas aparte (Buaaaa), vamos a comentar el cap.!

    -En ese caso, mira la caja de nuevo. Hay más al fondo – sonrió con picardía.
    Yo volví a mirar la caja que tuve apartar con el brazo debido a que Alex se había acercado a mí tanto. En efectivo, había algo debajo. Era una cajita pequeña de terciopelo azul oscuro. Apoyé la caja en el suelo para abrir esta que tenía ahora entre mis manos.

    Lo del terciopelo azul me mató. *___* Pensé que era un anillo de boda! xD

    Era increíble que un chico de su edad supiese cocinar tan sólo un huevo frito, así que que supiese hacer una cena decente era algo que me derretía.

    Esto me hizo gracia; los hombre NO SUELEN cocinar verdaderamente bien. Dímelo a mí, que mi padre en vez de hacer huevos fritos hace huevos cocidos xD

    SIGUE, SIGUE Y....SIGUEEEEEE!
    Quiero leer la cena!!!!!!!!!!!!!!

    xD Ya sé que es cortito, pero tengo que hacer lo del blog así que...

    BESOS DE UNA MEDUSA.

    P.D-Como siempre, me encantó ^___^


    Pensé que iba a ser un anillo de boda! Pero luego me dije "Lucia, ¿eso no sería algo precipitado?".

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  2. DIOS QUE GRANDE, ENORME!!
    "Mi léxico no es el suficiente para contestarte a tantas muestras de seguimiento con respecto a mi blog" eso en pijo. En realidad yo digo: Gracias!!
    Por seguir mi blog, siempre, de los siempre jamases!! NO SE COMO PUEDO AGRADECERTELO!! nunca pense que tendria una fan, y, bueno, por lo menos tengo motivacion. Mil besos y que tengas mucha suerte en todo!! :)

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  3. Que me emociono y todo!!! ^3^
    Y lo de agradecermelo -jeje-...¿me dedicas un cap? ^___^
    Me haría MUY feliz!

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