-Guau, estás preciosa.
"Pues no será por el vestido..." pensé.
Y era verdad, ni en eso se fijó. La verdad es no esperaba nada insólito. Pero nunca sobrababa analizar su reacción para comprobar con quién estaba hablando en realidad.
-Mmm..
"¿Gracias?"
-¿Vamos?
"Bien, Izzie, bien".
-Vale - ¿un gesto caballeroso? Sí, me hubiera gustado. Pero lo único que saqué fue una sonrisa.
Caminamos poco, para ser un sitio tan grande. Entramos por un pasillo y abrió la puerta de una habitación que por dentro no parecía tan pequeña. Cien metros cuadrados nada menos. Aunque considerando mis dotes matemáticas quizá me equivocase. Pero he de reconocer que era casi más grande que mi casa.
-Bueno, básicamente esta es la pasarela en la que vas a aprender a desfilar - aunque la pasarela era notable, levantó el brazo como acto reflejo.
-Bien, pues tu dirás.
-Vale, em... - se acerco a mí más de lo que lo había hecho hasta ahora - debes recordar que lo más importante es mantenerte recta y no perder el equilibrio - me erguió con sutileza.
"Mm... se está poniendo colorado, ¿por qué?"
-Ahora, prueba a ver como lo haces. No aprenderás nunca si no lo intentas - sonrió para darme ánimos.
"Igual piensa que lo voy a hacer mal" mi cabeza no me dejaba en paz.
Subí a la gran pasarela por la parte trasera. Comencé a andar con flaqueza en las piernas, pero cuantas más vueltas daba, más confianza y gracia me invadían.
-Ya veo que le estás cogiendo el truco - dijo mientras me miraba sentado sereno en una silla - Ah... bueno. No se que decir - suspiró - A diferencia de las otras modelos, ya lo haces perfecto a la primera.
Seguí caminando a cuál reina pasea ante su pueblo. Era una metáfora sobre el arte del modelar que nunca se me había ocurrido antes.
-Isobel, aunque no quieras admitirlo - me miró detenidamente - , sé que tienes el síndrome.
-Yaaaa... - me paré y me senté en el bordillo de aquel pasillo de madera iluminado con cegadores focos - Por favor, no seas ridículo.
-¿Y cómo si no puedes desfilar tan bien sin haber aprendido antes? - se estaba defendiendo a toda costa, en pocas palabras, siendo testarudo.
-¿Entonces era una trampa? - cambié yo bruscamente de tema - ¿Sólo por verme en la calle caminando hasta mi coche ya me traes aquí para que te haga un desfile y luego me digas que tengo un "síndrome"? ¡Pues no! - estaba enfurecida, y no precisamente por culpa mía - ¡Vete a enrollarte con media academia y que posen ellas para ti, imbécil!
Quise salir corriendo pero "alguien" me pisó los talones. Y también me cogió del brazo.
-Esa no era mi intención - se le veía... arrepentido.
"Por fin consigues manipular a un hombre, Isobel" me reí de mi misma.
-Quiero completar esa tesis, como sea. Y no te traje aquí para meterte en un lío de inseguridad - hizó una corta pausa y bajó la cabeza - Verás, ayer recibí la llamada de mi padre. Está enfermo. Por primera vez hablamos en mucho tiempo. Le comenté que había encontrado a alguien que sufría del síndrome. Me rogó que, antes de completar la tesis, llevara a esa persona a su encuentro - me cogió de las manos - Isobel, los médicos han dicho que no le queda mucho. Un año a lo máximo. Yo pensaba ir a visitarle en Septiembre, pero ahora con esta noticia, he cambiado mis planes, y tú estás en ellos. Antes de irte, sólo quiero una respuesta, ¿vendrías conmigo a Berlín?
Dime, lector, ¿Que harías si alguien te propusiese escapar con él? Porque yo, en mi anodino estado, no encontraba una respuesta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me gusta mucho tu historia!!
ResponderEliminarAver si haces mas capítulos.
Ah, y enhorabuena por tu bonita historia xD
jajajaj
xau
me alegro de que te guste mi historia
ResponderEliminara mi tbn la tuya!!