Para mi blog

Me gusta mi blog. Porque:
-Cuido lo que escribo
-Utilizo el vocabulario más rico que me puedo permitir
-Desarrollo la historia de un modo muy directo
-Me gusta la cantidad de personajes que hay y como son
-Hay gente que lo sigue y deja comentarios, y eso los honrra.
Me gusta mi blog. Y nadie me va a hacer cambiar de opinión. (:
Leelo, si tienes tiempo, igual te gusta...

sábado, 7 de noviembre de 2009

La escuela de modelos

Le dí la espalda a mi madre y fui a mi cuarto. ¿Por qué nunca me había contado eso? ¿Qué relación guardaba el que Erin estuviese embarazada y a ella le ocurriese lo mismo? ¿Se sentía culpable? ¿Qué melancólica historia estaba detrás de todo esto?
No tenía tiempo para reflexionar ahora. Debía hacer un trabajo de tecnología. ¡Que edad más inoportuna escogió mi madre para contarme esto! La verdad, es que si me lo hubiese dicho con 5 años de edad, sería para mí un trauma. ¡Pero precisamente cuando este incidente ocurre es cuando mi madre me lo confiesa! Es extremadamente inusual tener estas conversaciones con tu madre; pero ya estábamos acostumbradas a eso.
Ya en mi cuarto, comencé el trabajo. Y aunque estas cosas no se me dieran del todo mal, tarde dos horas. Así que, a las 23:12 fui a cenar. Estaba frío e incluso algo nausebundo. Por lo que hice mi especialidad. Perritos calientes. ¡Dilettevole!
Tenía sueño, así que me fui a la cama. Ahora que lo pensaba, mañana tenía instituto. ¿Cómo iba a acudir a la cita con Alex? Era tarde, pero cogí el móvil y lo llamé.
-¿Sí? - parecía algo somnoliento.
-Hola, soy Isobel Starduck. Lo siento si te he despertado.
-No es nada, tranquila - ahora parecía haberse recompuesto - ¿Cuál es el motivo por el que tengo el honor de oír tu dócil voz?
-¿Te acuerdas de que habíamos quedado mañana a las 12 am? Pues verás, tengo instituto y no podré ir. Era para ver si tenías otra hora libre que fuese a partir de las 4.
-Por supuesto. Pero aún no comprendo a qué tu repentinas ansias de formar parte de la profesión.
-Bueno... me parece que te lo expliqué ayer - él no me veía, pero la tez de mis mejillas enrojeció como el mismo fuego. Pues tal era mi vergüenza por la pregunta que mi voz ya no tenía la misma altura.
-¿Ah, sí? En ese caso me excuso - su voz ahora era animada y agradable - ¿Te viene bien a las 5?
-Bien - ahora no estaba avergonzada, pero me dolía la cabeza a matar.
-Perfecto. Hasta mañana, mi...
Se oyó un pitido. Había colgado.

Eran las 7 de la mañana y mi cabeza estaba completamente recuperada. Las farolas todavía debían cumplir la función de alumbrar las calles, puesto que la oscuridad en esta época del año lo hacía necesario.
Desayuné, me vestí, hice la cama, me lavé los dientes y me arreglé un poco. Las 8 y media. Justo. Salí de la habitación y me dirigí a la puerta. Mi madre estaba mirando ausente la puerta. Luego giró la vista y la fijó en mí.
-Me marcho al instituto - fui algo dura, he de admitir.
-Espera - adelantó unos pasos en mi dirección. Parecía cómo si quisiese sonreír pero la educación se lo impidiese.
-¿Qué sucede?
-Hija, debemos de hablar hoy - por fin sus comisuras se elevaron, pero no era una sonrisa, era un gesto que se trataba de estirar un poco las comisuras hacía los lados y forzar los músculos de alrededor para poder interpretar preocupación y seriedad.
-No puedo, tengo planes.
-¿Qué planes, si...?
-Mamá, tengo prisa, hasta luego.
Salí por la puerta lo más rápido que pude y caminé, o por lo menos intenté, caminar serena.
La mañana en el instituto fue como todas. Mi nota de tecnología: 9'5, por un pequeño fallo tecnológico. En matemáticas, un montón de álgebra; inglés, repasando cómo analizar frases, y finalmente ética, la clase en la que me sentaba con Sookie. El tema que eligió esta vez el profesor era la confianza de los seres humanos entre ellos. No se sabe por qué, le había dado por analizar estos temas a fondo basándose en nuestra opinión.
Yo levanté la mano y opiné. Mi opinión fue similar a la de la mayoría. La confianza entre los seres humanos es bastante amplia a reflexión por parte del que desconfía, que siempre suele ser por temas irrelevantes y poco ortodoxos. No tenía gana alguna de dar opción a más opiniones. Cuando di mi opinión algo hipócrita (ya que tenía otra opinión sobre el asunto), me pasé el resto de la clase intercambiando gustos con Sookie. Descubrí que le gustaban los libros sobre poesía y la música dance. Solía ir a nadar 3 veces por semana hace un año, pero ahora lo dejo ya que el bachillerato te deja sin tiempo. Ella vive con su padre y su tía y sentía gran curiosidad por la medicina. Su tía era ciéntifica, y quería seguirle los talones, si puedo utilizar esta expresión.
Sonó el timbre.
Salimos todos a empujones, como siempre. Miré el reloj. Me daba tiempo a comer, cambiarme e ir. Pero de todas formas decidí apresurarme un poco.
Cuando llegué a casa, decidí mantener las distancias con mi madre, no era el momento más apropiado para hablar. Comí y elegí mis mejores prendas (aunque allí me vestirían) , y partí sin dar explicaciones. No era el momento de charlas largas y dolorosas.
Caminé hasta el sitio de ayer. El sol estaba algo apagado para estas fechas. Hacía un poco de frío, pero sólo se lo podía considerar brisa fría. Cuando llegué, Alex estaba apoyado contra un coche observando el tráfico. Me acerqué sigilosamente a él.
-Hola
Su cuerpo reaccionó con un pequeño espasmo. Nada grave que no se pueda solucionar.
-Me has asustado - dijo llevándose la mano al pecho.
-Ya veo, lo siento - bueno, esto es información adicional, pero, lector, debes de saber que en ese momento le puse ojitos.
-No es nada - ya estaba más apaciguado - ¿Vamos?
Comenzó a andar y yo, sin más remedio, caminé tras él. En 10 minutos, ya habíamos llegado.
Era un edificio con cristales destacables que daban un toque "chic" a la calle. Era impresionante lo que se podía ver a través de ellos. Una sala con bastante amplitud con parquet de cerezo y bastantes mesas de recepción en las cuales no paraban de sonar teléfonos y chicas estresadas caminaban de un lado hacia el otro para contestar o para ordenar papeles. Había una gran cantidad de plantas artificiales de interior y unas escaleras predominaban gran parte del fonde del gran salón. También debo añadir que había bastantes puertas en la misma sala, de las cuáles salían y entraban chicas con cafés y un montón de papeles. Pude ver que en una de la puertas había una placa que traía: Consejero administrativo. ¿Consejero? ¿Se referirá al que aconseja?
-¿Pasamos? - puso la mano hacia delante como gesto de que pasara. Lo hizo con una sonrisa.
-Claro.
El ambiente dentro era aún más asombrante. Un olor a perfume de channel o algo por el estilo invadía la habitación. Había focos por todas partes.
-Se nota que es una agencia de modelos - le dije a Alex mientras aún observaba todo detenidamente.
-Por supuesto - dijo frunciendo el ceño - ¿Te esperabas menos?
-¿Me subestimas? - yo, al contrario que él, levanté las cejas. La verdad es que estaba sorprendida por su trato.
-No... Isobel, dejémoslo. Era un buen ambiente. No lo vayamos a estropear ahora - pasó de enfado a rostro angelical - Por aquí, por favor.
Le seguí de nuevo. Subimos las escaleras y entramos en ua habitación que casi superaba al gran salón de abajo. Una pasarela, como era común, era el centro de todo. Luego, cómo no, había hombres con camisetas negras, gafas y llaves colgando, que maquillaban a chicas rubias y morenas que llevaban grandes tacones, vestidos de seda y pestañas artificiales. "¿Daré el perfil para estar aquí?" pensé. Aún no tenía nada claro.
-Bien, yo soy el encargado de vestirte y maquillarte. Pero antes de nada, quiero presentarte al consejero administrativo - hizo una pausa para buscar visualmente y con un sutil levantamiento de cabeza al supuesto consejero administrativo . "Que raros son en esta academia" y la verdad, tenía razón.
-¡Oh, aquí estás John! - ese era Alex, queparecía muy contento después de haber visto a ese tal John - Mira, esta es la nueva. ¿Crees que servirá para el puesto?
-Claro que "zi", ¡divina, divina! - sin insultar a John, su voz me enseñó una parte de él que respeto, y que es bastante común encontrar en sitios como esos, así que no me meteré -Eso sí, chico, necesita un arreglo ahorita mismito. Para empezar, ese pelo, ¡hay que teñirlo! Y esa manicura... nena, necesita un arreglo inmediato. Y la ropa... ¿Dónde la has comprado? ¿En una feria? Es que hay que...
-¡John, basta! - era Alex, estaba lleno de ira por dentro, se notaba - ¡Esta muy bien como está! ¡Ella es única, lo dije la primera vez que la conocí! ¡Si no no la hubiera traído aquí! Ella es.. ella es.. - se estaba calmando - preciosa... única... amable...honesta...inteligente...
-Vamos, querido, te ciega el amor - John se llevó la mano al pecho.
Parecía que no notasen que me encontraba allí.
-Bueno, yo mejor vengo otro día...
-¡No, espera! -Alex ahora estaba angustiado - quiero contarte algo.




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