Para mi blog

Me gusta mi blog. Porque:
-Cuido lo que escribo
-Utilizo el vocabulario más rico que me puedo permitir
-Desarrollo la historia de un modo muy directo
-Me gusta la cantidad de personajes que hay y como son
-Hay gente que lo sigue y deja comentarios, y eso los honrra.
Me gusta mi blog. Y nadie me va a hacer cambiar de opinión. (:
Leelo, si tienes tiempo, igual te gusta...

martes, 10 de noviembre de 2009

La historia de su vida

Me agarró del brazo y me apartó de John unos cuantos metros.
-¿Qué pasa? - no entendía su comportamiento. Era... muy inusual en él. Siempre tan apaciguado y ahora tan brusco.
-Debo contarte algo que es importante. Pero por favor, no aquí - me acercó la cara y me miró de modo desafiante.
¿Qué era? ¿Su confidente? ¿Es que parezco la tímida de turno? ¿Acaso soy influenciable?
-Por aquí.
No, no soy nada más y nada menos que su estúpida secretaria. Estaba llena de ira y lo único que deseaba hacer era insultarle. Se creía el típico empresario cincuentón que reune a la gente por temas que no son de su incumbencia. Que dicen ser que son importantes pero que sólo es para desahogarse. En ese momento me sentía como "aquella gente". Por lo que Alejandro era el empresario amargado.
Me intenté tranquilizar. La verdad es que son reacciones psicológicas. Pero era tan angustiante...
-Toma asiento, Isobel. Esto es serio.
No me había ni siquiera dado cuenta de que estábamos en una oficina de paredes de cristal con una mesa de cristal y una silla tapizada de cuero negro. Como toda oficina, también hbía un montón de archivadores ordenados por colores en estantes y algún que otro libro del arte de los gestos. También montones de revistas actuales de modelos y papeles que tenían largos textos impresos en ellos y también dibujos de pasarelas.
-¿Que ocurre, Alex? - fruncí el ceño hacia abajo con exageración y levanté una d la comisuras. Estaba enfadada - Hace tan sólo dos minutos hablábamos tan tranquilamente con John y de repente te alteraste y ahora estamos aquí. En no se sabe dónde y, ¿por qué? Pues tampoco.
-No me has dejado ni decir palabra. Aguarda un momento y controla tus cuerdas vocales y tus impulsos - hizo una pausa para sentarse y juntar papeles dándoles unos toques por su parte de abajo contra la mesa. El tema parecía serio, ya que él también lo estaba - Casualmente, mi padre fue científico. Toda su vida lo fue y lo sigue siendo. Su vida profesional fue todo un éxito. Un día, se sentó al lado del fuego y empezó a fumar una pipa. Me llamó para que acudiese a él. Esa tarde, me contó todos los detalles sobre su vida profesional, sin comerlo ni beberlo. Como comprenderás, ahora mismo no tenemos tiempo para hacer eso, pero sí debo contarte algo muy importante que, se podría decir, me reveló: "Una noche, hijo mío, tu madre vino al estudio para servirme un café que le había pedido. Se alisó las ropas y se apartó el pelo. Esa noche, un día después de nuestro casamiento, por fin descubrí verdaderamente a tu madre. Esa mujer que nos servía desayuno, comida, cena, etc y que también nos atendía como es debido. Esa mujer fue para mí todo. Desde que la conocí hasta que se fue de este mundo. Pero sinceramente, nunca la había conocido a fondo. Para mi era la mujer a la que amaba. Nada más. Nunca supe el por qué. Puede que fuese atracción a primera vista, no lo sé hijo. El caso es que estábamos hechos el uno para el otro. Tu madre fue una mujer muy guapa, a diferencia de mí. Pero aún así estoy seguro de que me amaba y persistía en hacerlo aunque la tratase como una criada. Y realmente me arrepiento, pero ya nada puedo hacer. Más que velar por su fallecimiento y porque tenga allí dónde esté una vida mejor que la que yo le pude ofrecer.
Era impresionante estar a sus lado, sus gestos lo revelaban todo sobre ella. Esa noche me dí cuenta de que realmente no conocía a mi mujer. Sólo una parte de ella, la parte que amaba. Por ello, decidí investigar la otra. Sabía de sobra que la clase eran sus gestos, así que consulté varios libros y, un mes después, decidí comenzar una tesis. Pero necesitaba un punto de referencia, así que le pedí a un amigo mío que estudiaba bellas artes que pintase un cuadro de mi mujer y que se dedicase a ello todas las noches mientras dormía. Y así lo hizo. Investigué ese cuadro a fondo durante 2 semanas y comenzé mi tesis. Me llevó mas de cincó años completarla, pero, después de releerla, había algo que no encajaba. Le pedí consejo a un viejo amigo que hizo la carrera de medicina conmigo y me ayudó con mi tesis, juntos descubrimos la pieza que faltaba. Y era el examen de una persona que padeciese esto. También le pusimos nombre: "Síndrome non-verbal" .
Ya tenía claro lo que debía de hacer, y era usar a tu madre para completar mi tesis. Lamentablemente, 1 semana antes de que fuese a comenzar mi experimento tu madre falleció, y, cuando perdí completamente las fuerzas y ya no tenía ganas de nada, decidí cerrar la tesis. Ahora, después de tantos años, me siento con fuerza para terminarla, pero, desgraciadamente, no hay nadie que puede ayudarme, ya que este síndrome es muy poco común y seguramente 1 persona de 1 trillón padezca esto. Eso si le añadimos además que ocurre cada un largo periódo de tiempo aún no especificado.
Es muy difícil encontrar alguien con este síndrome hijo, así solo quiero pedirte algo antes de partir: Si encuentras a alguien, a lo largo de tu vida, que sufra de este síndrome, por favor, házmela traer. Si para entonces ya estoy muerto, toma, la tesis. Complétala lo mejor que puedas y, por favor, ayuda a esa persona. Sea quien sea. Está todo en estos papeles. Ahora hijo, puedes partir, te deseo lo mejor. ¡Ah, que no se me olvide! Llévate también el cuadro de tu madre. Y manténlo en buenas condiciones, por favor. Esto es muy importante para mí.
-Desde ese día, no le he vuelto a ver más - la voz que contaba la historia no era la misma que decía éstas palabras. Esta voz era fría y apagada. Se notaba que la historia le reblandecía - Ahora mismo vive en Berlín. Vendió nuestra casa y se largó como un cobarde. Pero, el hecho de que lo sea, no significa que no vaya a cumplir su petición - sacó una llave de su bolsillo delantero del pantalón y abrió un cajón. Sacó unos papeles y me los tendió - Quiero que leas esto como si fuera tu examen del carnet de conducir. No, con más atención. Isobel, esto es serio. No estoy seguro, ya que yo no escribí la tesis, pero las palabras de mi padre se me quedaron grabadas en la cabeza y desde entonces no me las he podido sacar. Estos papeles son muy importantes, e Isobel, deberías leerlos con mucha atención porque puede que tu...
-¿Tenga el síndrome? - mi voz estaba ronca debido a que no había hablado hace media hora - ¡Que atrocidad!
-No sabes lo que dices... - bajó la cabeza e hizo una larga pausa - Antes de irte, quiero que te fijes en el cuadro de la pared.
Me acomodé el pelo y me recosté en la silla. Mucho mejor. Miré hacía el cuadro.
La habitación era de tonos cálidos. Sábanas blancas de tela fina, cortinas de color crema, muebles de un marrón poco acentuado y una mujer postrada en aquella cama con una sonrisa leve que le realzaba las facciones. Realmente era guapa. Su pelo era rubio natural. El color de sus ojos no se veía ya que los tenía cerrados, pero, aunque estuviese dormida, realmente parecía despierta. Tenía Las piernas una encima de otra y dobladas a la misma altura. Los brazos estaban por encima de las sábanas y colocados con sutileza en el estómago.
-¿Te gusta? - me dijo Alex esbozando media sonrisa.
-Es precioso - espeté.
Me levanté sin apenas hacer ruido y me dirijí a la puerta.
-¿Podrás venir mañana a la misma hora con una conclusión sobre la tesis? - no le ví la cara, estaba de espaldas. Pero su voz fue tan baja que casi ni la oí.
-Vale. Hasta mañana.
Salí a paso lento de la academia. Ya eran las ocho. Mi madre estaría preocupada. Aceleré el paso y finalmente llegué en la mitad de tiempo al coche, a diferencia de cuando fue con Alex.

Abrí la puerta de casa. Mi madre estaba dando con el pie derecho al suelo y con los brazos en jarras.
-¿Dónde estuviste? - estaba mirando al suelo con expresión enfadada.
-Fui a dar una vuelta con mis amigas por la ciudad.
Su expresión cambió de oscura a clara.
-Ah, vale... Bueno, ¿preparo la cena?
Era raro, pero por primera vez me dí cuenta de que se me daba muy bien mentir.
-Está bien, pero más tarde.
-Mira - volvió a estar impaciente - quiero zanjar el tema de una vez por todas. ¿De verdad que no quieres saber nada sobre lo que te comenté ayer?
-Es que ahora estoy cansada...
-Mañana después de cenar y no hay mas peros, ¿de acuerdo?
-Muy bien, mamá, ¡gracias! - no pude evitar darle un beso en la mejilla. Era muy comprensiva cuando quería...
Atravesé como siempre el salón y entré en mi cuarto. Dejé todas las cosas encima de la cama y ordené un poco el escritorio para poder leer a gusto. Tomé asiento, apoyé los codos en la mesa y fijé la vista en los papeles.
Era algo difícil de seguir, así que decidí hacer un resumen de cada hoja que leía para hacer "mi tesis sobre una tesis".
Me llevó dos horas apenas hacer cinco páginas. El vocabulario era complejo, pero creo que pillaba la idea principal.
Lo demás me llevó menos tiempo. En realidad no sabía ya ni lo que estaba escribiendo. Cuando terminé, cogí mi resumen de tres caras sobre 20. El bolígrafo se desprendió de mis manos y una mancha de tinta eliminó una frase que yo misma había escrito y que nunca pude descifrar.




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