Para mi blog

Me gusta mi blog. Porque:
-Cuido lo que escribo
-Utilizo el vocabulario más rico que me puedo permitir
-Desarrollo la historia de un modo muy directo
-Me gusta la cantidad de personajes que hay y como son
-Hay gente que lo sigue y deja comentarios, y eso los honrra.
Me gusta mi blog. Y nadie me va a hacer cambiar de opinión. (:
Leelo, si tienes tiempo, igual te gusta...

martes, 15 de diciembre de 2009

Sobretodo, no tengas miedo

-Alex... - me dije llevándome la mano a mi rostro para cubrirme.
Me sentía totalmente desprotegida frente a esta carta, quiero decir, que me producía una sensación de culpabilidad. Sobretodo me chocó el último párrafo. “Como has hecho conmigo” ¿Yo he huido de él o él de su culpa? No sabía como sentirme, pero los sentimientos eran controvertidos. Quisiera o no, no podía competir con ellos.
Aparté la carta y miré el otro papel, cuyo contenido era una dirección de una calle con un nombre extraño.
“¿Me fiaré de él?” me dijo mi parte jurídica.
“¿Qué más sino?” me dijo por una vez mi parte sensata.
No había otra opción más que la primordial que era ir.
No tenía otra cosa que hacer, pues aunque fuese de noche, la oscura habitación no esperaba de condimentos, y yo necesitaba sazonar mi persona.
Ni perfumes, ni vestidos de seda, ni tacones de aguja, ni bolso de cuero... Sólo unos vaqueros, camiseta, chaqueta y playeros. Mi humor no era del todo bueno ni animado en ese momento para pararme a pensar en mi aspecto. “¿Diva con tacones? Ingenua...” seguramente pensaría él o la que me iba a atender. Estaba confusa, pues yo nunca fui de sorpresas.
La dirección que estaba escrita en el papel estaba a la otra punta de la ciudad, así que en vez de coger un taxi para que me conduciese al lado izquierdo, iba a ir caminando yo sola hacia el lado derecho y con el papel como única guía.
“Mejor de esta manera, puede ser que la noche me envuelva y me calme espiritualmente” pensé.
Pero por otra parte, el miedo a lo que pudies pasar era imposible de arrancarlo de mí. Tal vez fuera por que era muy de noche y las luces que iluminaban el arcén no era de utilidad, o quizás por el hecho de que era aún muy casquivana y el peligro acecha por detrás. Apartando esto, mi miedo no era más que un efecto de la experiencia nueva.
Realmente, la dirección estaba a un kilómetro de la pensión, así que me llevó quince minutos conseguir llegar. No desconecté, y eso me afectó moralmente, por intentar predecir ciertas cosas.
Básicamente, lector, no te puedo contar mucho ya que, como comenté, la luz era débil. Sin embargo, puedo hacer una descripción breve.
La casa centraba su punto de mira en la enorme entrada que ocupaba mayor parte del primer piso.
La casa estaba hecha a base de tablillas de madera. Se podría decir que todo, por afuera, estaba hecho de madera. Había varias ventanas pero en ese momento, entre ellas, se distinguían las que tenían luz. Penetrante y de una atrayente color cálido que invitaba a cualquier persona que merodease por allí a entrar. Lamentablemente, no puedo comentar nada sobre los alrededores, eso sí, pude casi percibir la poca vegetación que cubría los páramos.
Llamé a la puerta con la mayor sutileza que mis golpes me permitieron.
-¿Quién anda ahí? - gritó una voz a lo lejos algo malhumorada. Pienso que era femenina.
-Vengo por mandato – le dije, tan educadamente como me fue posible.
-Pase.
-Gracias.
La puerta parecía ligera, pero su peso me hizo usar algo de mi fuerza contra ella. Al entrar, lo primero que pensé fue que estaba en un adorable campo, a las 5 y media de la mañana, preparándome para salir afuera y comenzar una dura jornada de trabajo. Todo esto me recordaba, en resumidas cuentas, a la época en la que estuve en casa de mi abuela, que era la madre de mi madre.
No digo esto por decir, porque la verdad es que me chocó demasiado como se veía por dentro. Tal mágico escenario con olor a dulce rocío y mueles rústicos a juego con la casa de tal amplitud que se me presentaba ese lunes 12 de mayo.
-¿Qué desea, señorita? - no me había percatado de que la señora ( más bien chica, ya que rondaba a los 25 años) estaba a un par de metros de mi posición sujetando un trapo de tela blanca y mirándome con el ceño fruncido, por haberla hecho esperar.
-Perdone – me coloqué enfrente de ella – Verá, un amigo me ha dado un papel con esta dirección.
-Sí, ¿y?
-Mire, tampoco se mucho más que usted. Sólo que hay alguna persona en esa casa que conoce a Alejandro Campos. Nada más.
-Mmm... - dijo mientras guardaba el trapo el un bolsillo de su delantal y se corría su laga melena rubia había atrás, ya con la expresión más calmada – Creo que ese chico al que acabas de mencionar lo conoce mi marido. Espera un momento – me dijo dándome la espalda – Puedes sentarte en aquel sofá, el del salón, si quieres.
-De acuerdo.
El hecho de que tuviera que esperarla no me daba muy buena espina. Tal vez fuera a tardar algo más de lo que yo me esperaba en un principio.
Sentada, en aquel sofá de áspera tela roja, vi lo bonitos que eran aquellos muebles que ocupaban mayor parte del salón. Y es que, aunque fuese una casa rústica, los muebles eran modernos. De madera blanca, en su mayoría, con una mesa central de reluciente cristal y con una jarrón colocado en su superficie. Era verdaderamente adorable.
-No me suena, ¡Ah, cómo no! - dijo una voz masculina a lo lejos – Vamos, que quiero ver cómo es es ella, a ver si la conozco de algo.
Se oyeron unos pasos. Otros con más fuerza y más decididos, si son precisos los detalles.
Un hombre de unos cincuenta años de pelo gris, alto y fornido, entró sonriente con la chica de pelo rubio detrás de él. Parecía un hombre lleno de vitalidad e inteligente. Estaba casi segura de que tenía una hija, y no descartaba que fuese la chica rubia.
-Hola, ¿qué te trae por aquí, muchacha? - me dijo manteniendo su línea de felicidad mientras se sentaba en el sofá.
La chica rubia desapareció simultáneamente.
-Usted conoce a Alejandro Campos, ¿es así? - le dije neutral, sin confianzas.
-Sí, es cierto. Aquel muchacho es... un amigo de la familia.
-Oh, bien... - eso me había dejado algo colapsada – Eh... verá, me ha dado esta papel con su dirección, y aún no tengo claro por qué.
-Esto va a ser algo largo, inspira y relájate. No tengas miedo e intenta seguirme – su expresión cambió.
¿Por qué esa expresión tan seria?

2 comentarios:

  1. Me gusta la descripcion de la casa, imaginarla. Si, debe de ser muy mona xD La verdad me recuerda a la de la señora Graham y su taller, y sus tres ''llaves''jajaja te acuerdas?

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